Efectos del frío en nuestro cuerpo
Además de dolores en articulaciones e inflamación, hay otros factores que nos acompañan por ejemplo:
Nos da mucha hambre: el frío nos lleva a consumir mucha energía para mantener el calor corporal. Debido a esto y a la reducción de los niveles de serotonina (es un neurotransmisor encargado de regular el apetito, y la temperatura corporal), el organismo comienza a demandar un mayor consumo de carbohidratos.
Nuestro cuerpo tiende a encogerse con el frío y por ende se producen más contracturas. Acude con un especialista en medicina de rehabilitación física para prevenir/tratar estas molestias.
El frío reseca la piel, especialmente la del rostro y mucho más cuando hace viento. Lo mejor es optar por un bálsamo labial natural y que actúe de forma rápida.
Pérdida de peso: aunque preferimos los alimentos calóricos cuando hace frío, éste también hace que se active la “grasa parda”. Este tipo de grasa de color oscuro, quema energía para elevar la temperatura del cuerpo cuando hace frío. Esta quema de energía puede producir pérdida de peso.
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Aumento de enfermedades respiratorias, el frío debilita las defensas del sistema inmunológico, con lo que las posibilidades de que un virus nos afecte aumentan de manera considerable.
Las vías respiratorias se llegan a inflamar y se resecan, por lo que no es muy agradable para personas que sufren de asma, neumonía u otras patologías similares.
Los cambios bruscos de temperatura no suelen beneficiar mucho la salud. Cuando aumenta el frío, el número de resfriados y alergias respiratorias aumentan. Es cuando los virus aprovechan para reproducirse y producirnos enfermedades. pic.twitter.com/GGboBrI0ML
— New Rehabilitation (@NewRehabilitat1) 17 de enero de 2019
Una exposición brusca de temperatura, puede repercutir en una parálisis facial periférica. Pero no todas las personas están expuestas a este riesgo. Tienen mayor posibilidad de afectarse quienes tienen enfermedades como diabetes o hipertensión, las que registran defensas bajas o las de tercera edad.
Los cambios bruscos de temperatura no suelen beneficiar mucho la salud. Cuando aumenta el frío, el número de resfriados y alergias respiratorias aumentan. Es cuando los virus aprovechan para reproducirse y producirnos enfermedades.